BUENOS AIRES -- Los primeros años de vida del ser humano son determinantes en la formación de huellas motoras que generarán, en el futuro, habilidades motoras generales y, más adelante, habilidades específicas de una disciplina deportiva o actividad física. Habilidades que debieran contribuir a la formación de una persona integral, con una fuerte conciencia de la importancia del deporte y la vida en movimiento.
En consecuencia, las primeras experiencias que recorran los niños, en este caso en el tenis, van a ser vitales para el desarrollo del niño deportista, ya sea social como de alta competencia. La calidad de una clase de una escuela de tenis es clave para que el niño lo adopte como su deporte favorito.
¿Cuándo empezar? Hasta los 6 años (1° grado), lo recomendable es que los niños experimenten la mayor cantidad de situaciones que provoquen respuestas motoras variadas para su resolución. De esta manera, se comenzará a elaborar un "archivo" mucho mayor de huellas motoras, que facilitará la incorporación de tácticas y técnicas específicas del tenis. Por eso es que cuando algún papá se acerca con la intención de inscribir a su hijo de 4 ó 5 años en la escuela, le sugerimos que juegue todas las veces que quiera con su hijo al tenis, pero que espere hasta los 6 años para sistematizar el aprendizaje.
Mientras el esquema tradicional tiene como eje la imitación y la repetición de gestos técnicos, el enfoque moderno intenta fijar habilidades a través de la resolución de situaciones tácticas simples. Esto no significa que no se produzcan repeticiones efectivas para fijar gestos técnicos de golpes.
Por ejemplo, la imagen del profesor mostrando la ejecución detallada del drive o del revés, para que el alumno lo imite, deja lugar al profesor indicándole hacia dónde y a qué velocidad debe hacer picar la pelota, guiándolo en la búsqueda de la solución (golpe) del problema.
Otro punto clave es la presentación de la cancha y de los elementos a utilizar. Mientras que varios de nosotros aprendimos sólo con el canasto, las pelotitas y la cancha sola, el marco colorido, la variedad de elementos didácticos, los objetivos de puntería, en la actualidad deben crear un escenario vistoso y útil para que se lleve a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Desde hace algunos años, se accede fácilmente a raquetas de diferentes tamaños y pelotas más blandas que pican y vuelan menos, para facilitar el control de la pelota, mientras que los cuarentones debíamos aprender con las mismas raquetas, en cuanto a peso y tamaño, y las mismas pelotas que jugaban los profesionales.
El desafío se encuentra en hacer atractivo para el alumno un determinado deporte, en el cual se tardará mucho tiempo en jugar un "partidito" con las reglas formales, a diferencia, por ejemplo, del fútbol o el básquetbol que, independientemente del nivel o grado de habilidad de los alumnos, pueden divertirse jugando un "picado desde la primera clase".
La fórmula clave es: diversión+aprendizaje= clase de calidad.
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