El helvético se mostró muy seguro y apenas tuvo problemas para deshacerse del ídolo local, que, pese al apoyo del público, no pudo reeditar el triunfo logrado en su casa en 2008.
La de hoy era la final 99 que disputaba Federer en su carrera, de las que ha ganado 69.
"Estoy muy contento por esta victoria que tanto he buscado. Este torneo se me escapaba y quería ganarlo realmente. Es un sueño para mí", aseguró Federer, a quien, con este triunfo, solo le faltan dos Masters 1.000 en su palmarés, los de Roma y Montecarlo.
El suizo se deshizo en alabanzas a un público que siempre le ha tratado con cariño, incluso hoy que derrotó a un tenista local.
Y reveló desde la cancha que disputaba la final un poco corto de sueño, porque una de sus hijas se despertó durante la madrugada y se dirigió a la cama del tenista.
"No es la mejor forma de preparar una final", bromeó el helvético.
El suizo se va de Bercy con unos resultados impecables. No ha perdido ningún set, solo ha cedido una vez su saque, en cuartos de final contra el argentino Juan Mónaco, y ninguno de sus partidos ha superado la hora y media. Hasta la final, ni siquiera había necesitado de ningún juego de desempate.
Tras imponerse la semana pasada en "su" torneo de Basilea, ahora gana en Bercy y afronta con una inyección extra de moral el trofeo de Maestros que comenzará la semana próxima en Londres.
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